Holy Family, Year A-2013 and Mary, Mother of God

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The light shines in the darkness (Jn 1, 5)

Providence never abandons believers during nights of doubts and dangers. For those with faith, the menacing darkness is an opportunity to receive light. It is because salvation requires, in the first place, night’s retreat and calm (cf Is 30, 15). Of course, we are likewise expected to cooperate and follow God’s instruction. But we will not know it without the recollection and quiet that are necessary to hear God.

The angel of the Lord appeared in a dream to righteous Joseph, troubled by an impending divorce. Now the angel tells him in a dream of Herod’s plot. Later on, the Holy Family will leave Egypt for Galilee to settle down in Nazareth, in accordance with two more angelic interventions in dreams. The Magi from the East were warned too in a dream, so they did not return to Herod, the chief priests and the scribes.

God instructs us also who are afflicted with so many evils, such as the grave violations of fundamental human rights, wars, inequality, poverty, injustice, individualism, egocentrism and consumerism (Pope Francis, Fraternity, the Foundation and Pathway to Peace). And certainly the Pope is a messenger that God makes use of in order to call us out of darkness into his marvelous light. His exhortations are very valuable for a prayerful reflection—in the retreat and silence of Nazareth (Paul VI)—that is geared toward a life of doing good. Through Pope Francis, God reveals to today’s world salvation and blessing, the meaning of the name of Mary’s son.

The blessing that saves does not come either from palaces, or from wealth and power, or from the certainty of experts. It has nothing in common with indifference to other people’s sufferings.

The self-sufficient and the indifferent deny that we are all children of God. But we are, and we have responsibility for each other. In this regard, our model is the Holy Family, where love reigns, which forbids all domination and manifests itself in respect, compassion, kindness, humility, gentleness, patience, forbearance, forgiveness, peace, thankfulness.

And these virtues of the family mean that, if we are before a situation of misery similar to that which St. Vincent de Paul faced in Chatillôn, we will do as he did. That is to say, we will be the sacraments of our merciful Father and effective instruments of relief. We will see to it also that others do the same, so that, with so many people helping, we could speak of a procession (Coste IX, 243), the Eucharist being its source and summit.


VERSIÓN ESPAÑOLA

La Sagrada Familia, A-2013

La luz brilla en las tinieblas (Jn 1, 5)

La Providencia nunca abandona a los creyentes en las noches de dudas y peligros. Para los con fe, la oscuridad amenazante es una oportunidad para recibir la luz. Es que la salvación requiere, en primer lugar, el retiro y la serenidad de la noche (cf Is 30, 15). Se nos exige asimismo, claro, que cooperemos y sigamos la instrucción divina. Pero no la conoceremos sin el recogimiento y el sosiego necesarios para oír a Dios.

Al justo José, acongojado por un divorcio inminente, se le apareció en sueños el ángel del Señor. Ahora el ángel le advierte de nuevo en sueños de la trama herodiana. Más adelante, la Sagrada Familia partirá de Egipto para Galilea y luego se establecerá en Nazaret, de acuerdo con otras dos intervenciones angélicas en sueños. Los Magos del Oriente recibieron también en sueños un oráculo, por eso no volvieron a Herodes, a los sumos sacerdotes y los letrados.

Nos intruye Dios también a los aquejados de tantos males, tales como las violaciones graves de los derechos humanos fundamentales, las guerras, la desigualdad, la pobreza, la injusticia, el individualismo, el egocentrismo, el consumismo (Papa Francisco, La Fraternidad, Fundamento y Camino para la Paz). Y ciertamente, el Papa es un mensajero de quien se sirve el Señor para llamarnos de las tinieblas a su maravillosa luz. Sus exhortaciones valen mucho para una reflexión orante—en el retiro y el silencio de Nazaret (Pablo VI)—orientada a una vida de hacer el bien. Por medio del Papa Francisco, Dios revela al mundo actual la salvación y la bendición significadas por el nombre del hijo de María.

La bendición salvífica no viene ni de los palacios, ni de la opulencia y el poder, ni de la certeza de los peritos. Nada en común tiene con la indiferencia a los sufrimientos de otros.

Los autocomplacientes y los indiferentes niegan que todos somos hijos de Dios. Pero lo somos y tenemos responsabilidad de nuestros hermanos. Al respecto, nuestro modelo es la Sagrada Familia, donde reina el amor que prohíbe toda dominación y se manifiesta en el respeto, la compasión, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, la paciencia, el perdón, la paz, la gratitud.

Y estas virtudes de la familia quieren decir que, si nos hallamos ante una situación de miseria como la enfrentada por san Vicente de Paúl en Chatillôn, haremos lo que él. Es decir, seremos sacramentos de nuestro Padre compasivo e instrumentos eficaces de alivio. Procuraremos además que lo sean también otras personas, de modo que, con tantas ayudando, se podría hablar de una procesión (IX, 232), siendo su fuente y su cumbre la eucaristía.